Me encanta Andy Warhol…ehhh ya no soy una puritana, sé que lo piensas. La idea del gordo Mao en colores fosforecidos siempre me pareció graciosa…no por que irrespete la mítica figura de la revolución cultural China me voy a poner grave, una Lenin Peña escribiendo desde la Candona (el humor no es mi fuerte, pero se por ti, que es una condicionante para sobrevivir)Hoy día en la senda de Warhol una serie de empresillas han reclutado iconos revolucionarios para fines lucrativos (si tuviera un capital yo también pondría un taller de serigrafía y estamparía camisetas con la cara del Che ajajaja) el problema es que ooh esas manifestaciones ya se masificaron…adiós a la curiosidad galopante de los warhol que irrumpían en la escena cultural, hoy día Homero también puede tener la cara del subcomandante Marco y a nadie le parece una burla entréte que subvierta el orden de lo FOME, salvo tal vez al mismo Marco y eventualmente a Pedro Lemebel que se enamoro de los ojos tras la capucha.Al final amore mío creo que el problema lo trae el negocio redondo… no por que sea intrínsecamente malo –yo también creo que es linda la revolución, pero aquí entre nos no la quiero para todos. Creo que mandaría a fusilar a un par de miles, me comería un par de guaguas y mmm no sé soy muy estricta ja!El negocio redondo lo constituye la masificación de las ideas, la verborrea sobra detrás de la originalidad que es menos sensata. Al igual que los procesos históricos que nos han pegado en la nuca como sucedáneos del original, las poleras del Che Guevara con cara de mono son un fastidio.
Basta de fomedades!!!! No quiero que nadie me proponga peñas, ni bibliotecas populares…
Donde están los cerebros de este nuevo milenio?
martes, 5 de agosto de 2008
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