miércoles, 6 de agosto de 2008
¡¡¡Esa es la actitud!!!
Una buena imagen del cine Chileno es la que muestra a Nestor Cantillana azotándose contra las rocas, en un océano Pacifico congelante después de ver a su papá cogiendo con Pati López en la película “La Sagrada familia”. Es una buena escena por que además de todo el simbolismo que propone nos convida hacia un rasgo tan propio de nuestra idea de dolor. Ese dolor mítico que tanto nos encanta, ese dolor que nos inviste de un aura estética atrayente, un dolor que muy secretamente nos gusta, por que aun que nos hace revolcarnos como culebras, nos permite desarrollar un papel dramático en plena vida real. Un dolor real, un llanto con banda sonora, sí, pero que no nos destroza los nervios como los sinuosos cerebros de los personajes de la película dogma “La Celebración” de Thomas Vinterverg que nos demuestra definitivamente que nuestra resistencia al dolor es otra, una más bien socia de las caracterizaciones en el eterno intento del salvataje de nuestras almas, por que una cosa es presenciar a la angelical Manuela Martelli en pelotas en sus papeles de niña pobre (que siempre encarna) y otra cosa es ver Mulholland drive de Linch y el verdadero dolor enloquecido de la glamorosa chica de King Kong quien demuestra un dolor más que agudo en su masturbación despiadada. Y es que Chile esconde muy bien el dolor real, lo hace tan bien que parece que a través de elementos potencialmente refinados no existieran las tristezas reales en nosotros ¿o somos tan profundamente tristes que ya hemos hecho de las culpas y las carencias nuestro propio séptimo arte mm?
En la misma, un tema de aquellos, “El resplandor” de Carlos Cabezas (casi como parte del elenco de “La Sagrada Familia”), una vez más debemos volver sobre la belleza de las imágenes en detrimento del contenido. Pero si de dolor se trata “Newfastcar”, del mismo disco es el verdadero espíritu nacional, la representación musical de nuestra imperecedera belleza doliente que ante todo se respeta como a las glorias navales o las caminatas a Lo vásquez, porque no importa cual sea el problema, la sublimidad de la actitud radical enfrenta nuestra debilidad y a la vez nuestro gozo con el cuchillazo del destino… y eso, nos encandila no sólo a la hora del romance, también hace los suyo en nuestras decisiones ciudadanas. Oh sí, somos héroes tercermundistas mal vestidos, tomamos el camino de las elecciones en una simulada democracia y miramos las noticias en la tv, nos decimos participantes de la coyuntura y la cultura, nos sentimos afiebrados con el caos que provocan nuestros propios mensajes futuros (nuestros pequeños hijos a los que miramos morbosamente con sus ropas y sus cabelleras). Maximizando los peligros irreales, escondiendo la verdad avanzamos dolorosos por el camino de las piedras, nos vemos a los ojos en la calle y encontramos a sujetos cachondos y cobardes. Con la mirada desencajada simulamos dolores hipocondriacos con un cáncer terminal avanzando hace décadas. Que lindos somos los Shilenos!!!
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