martes, 5 de agosto de 2008
"Discursos de militancia ¿Una apuesta partidista?"*
La discusión entre el binomio izquierda derecha ya no es un licor añejo, más bien hoy es un vinagre desechable, pues no sirve ni para aderezar...la multiplicación generosa de discursos que no necesariamente atiende a un trasfondo intelectual permite hoy día desconocer la forzosa veracidad con que se abordan los temas por la emblemática izquierda tradicional.
Esta reconocida incapacidad de renovación discursiva que sufren nuestros amigos doctrinarios es tema de congresos y reconstrucciones internas, no obstante este esfuerzo majadero, los movimientos sociales han comenzado a practicar un abandono de los canales tradicionales de participación. La militancia que otrora permaneciera como la forma de inclusión política del "ciudadano", hoy es una resaca de cuadros rígidos y sesgadores de voluntad requerida por las cúpulas justicieras.
Hoy día las cosas comienzan a cambiar y como siempre las noticias vuelan en clase turista hacia el país largo y angosto y bla bla, recién se sienten las repercusiones de años de reflexión con respecto al desfase que en el siglo XX tuvo el marxismo. Las corrientes alternativas a la burocratización y autoritarismo de los sueños aplicados de Marx se dejaron caer ya en la Europa pos segunda guerra, transformando el lenguaje y la simbología de una etapa, por que no decirlo, deshumanizante que en aras de la humanidad desgarro pechos y sodomizo conciencias, en un hilo de evolución conceptual en lo político y cultural.
Los autonomistas y los movimientos libertarios aparecen en contextos distintos para los países primer mundistas, llegando también de manera tardía a las costas Atlánticas de las Américas.
Latinoamérica es sin duda, sinónimo de experimentos. La alineación requerida en la guerra fría resulto ser la cómoda barrera para obstruir alternativas a la idea absoluta "del bien y el mal" por lo que los discursos fluctuaron entre el guevarismo localista, el trotskismo traidor y el férreo leninismo con la salvedad de focos de pensamiento anarquista en Argentina. En Shile, por supuesto, el frío nos congelo las pelotas y la izquierda luego de la apertura política decanto en visiones duales de su propia existencia: Un reformismo parlamentario con guata y corbata de seda y aquel socialismo martirizado y llorón que se arroga además la representación de "los sin voz". Todos sospechosamente estancados, dormidos en los laureles, envueltos en las glorias pasadas o en sueños de guerrilla superpoderosa que con guadaña en mano derrocan a los enemigos de siempre.
Pero la reposición discursiva no llegaría a nuestras costas de la mano de las izquierdas heroínas de la "América morena". Los partidos políticos, la clase política como tradicional carrera, hoy por hoy se vuelve una forma arcaica de participación, una forma más bien excluyente y de dudosa reputación, por lo que una buena cantidad de individuos excluidos económica y políticamente hoy día ponen sus ojos en otras formas de organización: Zapatistas en México, Piqueteros en Argentina, Okupas en España, secundarios o pingüinos -como quiera usted llamarlos- en Shile (decantación de un proceso largo de recambio de actores sociales)
Nada más de jerarquías y guiños con el poder atomizante de las elecciones. Los partidos políticos naufragaron y forman parte de la otra centuria, el discurso se internacionaliza, se globaliza y las conceptualizaciones se tornan inciertas, la construcción de un nuevo lenguaje como lo plantea Fredric Jameson se torna espontáneo en el agotamiento y se lanza el chiche antisistémico haciendo sentido a todos los cabos sueltos de la humanidad.
Lo que cabe preguntarse ahora es si a caballo de la tecnología seremos capaces de guardar esperanzas, pues no alcanza solamente con las ideas. En un camino culturalmete homogeneizado en que las fluctuaciones del poder nos ciegan y nos parten el culo de forma incesante ¿seremos capaces de "Cambiar el mundo sin tomar el poder" como reza el autonomismo de Jonh Holloway? mmm...
(volvemos al punto de partida...lloremos todos!!!)
*El título fue extraído de un capitulo de mi tesis de pregrado (que ahora se siente como un bodrio)
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