martes, 18 de noviembre de 2008
El poeta y su vanguardia
Corría el año 2000, el flamante siglo XXI entraba como una ráfaga de metralla en la ciudad, parecía que se iba a acabar el mundo, que China se convertiría en la primera potencia y que los chicos de esa generación nos habíamos vuelto tan creativos que con la punta del lápiz mina íbamos a maquillar la cara de Valpo.
Existía en ese entonces el Minato y un sin numero de colectivos de arte, revistas, boletines... El punk había cobrado fuerzas en la década anterior y los muchachos decantaban en ritmos fusionados para soltar la rabia, todo un estilo latinoamericano nuevo se oída en los ritmos. Los bailes, las tokatas, el corazón hinchado de palabras nuevas y resoluciones que tomar. Muchos venían cansados ya, pero yo, estaba recién empezando a vivir!
La palabra libertaria habrá estado en boca de todos? lo dudo, ni siquiera en la mía. En este contexto es que debemos señalar una actitud incondicional a la vanguardia: Edmundo Zabala. Quién sabe donde esta hoy día?
Zabala fue icono de la "tolerancia" de esa época. De la "tolerancia" institucional, que tenía estudiando pedagogía a un esquizofrenico al que no dejaría ejercer, de la "tolerancia" del medio cultural-artistoide, que le permitía manifestar sus procesos creativos en el patio de atráz de sus egos. (No es posible olvidar una escena dantesca -propia de una película de Almodovar como tanto le gustaría repetir a la Venus du Port-: Un noche de viernes se sube un hombre delgado, de piel clara, con barba rala. Se monta en una mesa, se desviste, saca sus hojas de cuaderno escritas con tinta verde (todo un manojo de clichés de la oscura tradición poética chilena - eso es cierto-) y se lanza a recitar frente a una audiencia que contaba con tres travestis que jamás olvidarían el momento más poético de sus vidas. ¿Cuanto habrían dado esas chic@s por colgarse del miembro del poeta, cerrando la noche perfecta con una performanse dignificadora de las minorías sexuales y la lírica?)
En fin, suposiciones nada más.
Zabala contó con las risas morbosas en todos sus actos. Sus dibujos, coloriados con lápices acuarelables representaban toda la maraña de su historia, su paso por el hospital San Salvador y por el mítico Peral, su encuentro con la política y aquella escena de culto que representa su imagen desnuda - vestida esta vez con un casco obrero -signo indescifrable de su visión radical-, en los altos del jimper de la católica. -Más tarde me encontraría con autoadesivos que llevaban aquella imagen convertida como jesucristo o el che guevara en icono pop, pero a nivel local.-
Hoy día Zabala retirado de su sueño docente, es visto en la locomoción colectiva. Volcando una vez más su capacidad creadora a incursionado en el clawn y la lectura de los clásicos para los oídos menos exigentes. Zabala es un sobreviviente y ha hecho un camino largo que avala su propia tradición artística. Un aprendizaje que no logro junto a los burlones amigos universitarios, ni a los poetas despreciativos a sus esfuerzos de interpretación de la realidad.
Me subí rumbo a ramaditas, detrás mio subió el poeta, pero el chofer le negó la gloria de la declamación pública. Zabala se bajo y expresó la síntesis de éste, nuestro cambio paradigmático: "te tiritaron los cachetes guatón culiao!!!"
Eso es poesía mi hermano.
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